
Las Palmas de Gran Canaria
«El Ayuntamiento es una inmobiliaria»Los instantes previos a la entrega de Honores y Distinciones de Las Palmas de Gran Canaria estuvieron protagonizados por los movimientos ciudadanos que protestan contra la gestión del gobierno de Carolina Darias
Los barrios de Las Palmas de Gran Canaria no estaban invitados a la alfombra roja de los Honores y Distinciones de la ciudad pero se convirtieron en los grandes protagonistas de sus momentos previos. Centenares de ciudadanos, críticos con la gestión del gobierno local de Carolina Darias, inflamaron el ambiente con consignas como la que proclamaba que «el Ayuntamiento es una inmobiliaria».
Especialmente contundentes fueron los vecinos de Las Torres, cuyas casas están en riesgo de expropiación por la modificación del Plan General de Ordenación Urbana. Pero no fueron los únicos, la otra orilla de la protesta estaba también colmatada por los movimientos antimilitaristas que censuraban la concesión de la medalla de oro de la ciudad la Base Naval y la decisión de vetar el reconocimiento a la comunidad palestina que proponía Unidas Sí Podemos entre los homenajeados.
Estos dos focos del conflicto dieron la bienvenida a la mayoría de invitados al acto. Por el pasillo entre las dos movilizaciones pasaron algunos concejales del gobierno y otros de la oposición. La alcaldesa tomó otra vía de acceso mientras su jefe de gabinete, José Moya, aprovechaba que nadie le conoce entre la ciudadanía para ir dando pasadas en las que iba tomando la temperatura a la protesta.
«No sé en qué ciudad vive la alcaldesa, a la que todo le parece maravilloso». Este entrecomillado pertenece a Juan Angulo, vecino de Las Torres, portavoz del ruido y la indignación este lunes, y la persona que colaboraba con la Policía Nacional para no colapsar las escaleras de acceso al Auditorio Alfredo Kraus por donde debían pasar los invitados.
Evidentemente, los movimientos que protestaban ante el Auditorio tienen un diagnóstico muy diferente al que promueve la alcaldesa. «Queremos expresar nuestro malestar por los constantes despilfarros que, desde hace décadas, acomete nuestro Ayuntamiento, con partidos políticos de uno u otro signo, mientras la mayoría de los 122 barrios del municipio viene padeciendo carencias esenciales. Es un hecho que a lo largo de estos años ha habido también avances importantes, pero es mucho lo que queda aún por hacer y no poco lo que debe corregirse. Lo que nos ha movido a unir hoy nuestras voces es uno de los últimos dispendios municipales, el concurso de proyectos del Paseo Guiniguada de la Cultura y las Artes Canarias, una iniciativa con un coste superior a veinte millones de euros, y ampliamente contestada por prestigiosos profesionales e instituciones», señalaban.
Angulo, además, se mostraba notablemente molesto por un asunto muy concreto. «No nos quieren escuchar. No hay diálogo posible con la alcaldesa y su equipo. Y una ciudad también se construye escuchando a los vecinos que viven en ella», asegura.



Y es que los vecinos de Las Torres estaban enardecidos. Pidiendo a gritos la salida de «especuladores de nuestros barrios». Estos temen que la nueva vía abierta por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para hiperurbanizar zonas como la suya acabe dejándoles sin las viviendas que construyeron con sus manos hace décadas.
Ese cántico cruzaba la protesta de lado a lado, secundado por los que se oponían al reconocimiento a la Base Naval, completados con banderas palestinas y las siete estrellas verdes.
Concejales desapercibidos
Algunos concejales del grupo de gobierno llegaban por un lado y arropados por las paredes. Es el caso de Francisco Hernández Spínola, mano derecha de Carolina Darias, que eludió discretamente la presencia de la manifestación. Otros invitados, que cruzaban por la puerta, no tenían tanta fortuna. Y aunque la historia no iba con ellos se llevaban también su dosis de bronca.
Curiosamente hubo un ovacionado. El edil del Partido Popular Gustavo Sánchez. Este fue el que leyendo documentos se percató de las viviendas afectadas por el PGOU y el que activó la alerta convirtiendo el asunto en materia de discusión política. Para él fue una salva de aplausos al llegar. Un hecho que rompía transitoriamente la atmósfera de conflicto que coleaba desde minutos antes de la hora prevista para la concentración.
Más ruido se esperaba con los militares de la Armada, pero aunque consistentes en sus lemas, la mayor parte de los uniformes blancos apareció, en una improvisada táctica militar, por la espalda de la pancarta y apenas subió en intensidad la protesta.
La ciudadanía de Las Palmas de Gran Canaria demostró músculo en esta noche de fiesta. Se hizo escuchar. Y junto a los vecinos de Las Torres se encontraban vecinos que levantaban pancartas contra la gentrificación en Guanarteme, la seguridad en Arenales, haciendo bulto gente de San Juan o La Isleta...
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