El drama del carnet de conducir en las islas: 4.500 alumnos esperan fecha
La escasez de examinadores y un sistema «obsoleto» provocan retrasos de hasta dos meses. Algunos son profesionales que requieren la licencia para empezar a trabajar
Sacarse el carnet de conducir ya no es lo que era. Muy atrás quedan los tiempos en los que los jóvenes, recién salidos del instituto, aprovechaban el verano antes de marcharse a la universidad para aprobar el examen teórico y el práctico en una ventana de tiempo de apenas tres meses.
Según fuentes cercanas al sector, el reducido número de examinadores y el sistema CAPA que aplica la Dirección General de Tráfico (DGT) han hecho que esperar entre seis y ocho semanas para poder presentarse al examen práctico de conducir no sea una anomalía. Actualmente, al menos 4.500 alumnos en el archipiélago se encuentran en lista de espera para poder examinarse del permiso práctico de coche. De estos, unos 2.000 son profesionales de camiones y guaguas, que necesitan de la licencia para poder empezar a trabajar.
El sistema CAPA consta de un cupo fijo por autoescuela y por profesor, por el que solo se pueden presentar a un examen un porcentaje de los alumnos que lo solicita y no la totalidad de los que ya están aprobados del examen teórico, provocando que la bolsa de alumnos en espera nunca se reduzca, algo que se agrava si se tiene en cuenta que la gran mayoría de alumnos no supera el examen práctico en su primera oportunidad.
Este 'cuello de botella' no solo afecta a los conductores de turismos y motocicletas sino también a los conductores de vehículos profesionales como guaguas o camiones, llegando a perder oportunidades de empleo por no poder obtener el permiso de conducir con celeridad.
Déficit de examinadores
Fuentes cercanas a este periódico, consideran «incomprensible» que un alumno que abone una tasa para acudir al examen práctico se vea forzado a esperar hasta tres meses. Esto causa un problema tanto para el alumno, que durante ese tiempo, empeora sus destrezas al volante por la falta de práctica (la inmensa mayoría deja de lado las clases por falta de fondos), como para la autoescuela, donde aseguran que su mayor éxito es que el alumno «apruebe lo antes y posible y nos traiga al siguiente», no que se genere un clima de desesperación y crispación con la autoescuela. «Al final todo depende de tráfico, nosotros poco podemos hacer», declaran fuentes de una autoescuela grancanaria.
La provincia de Las Palmas apenas cuenta con 20 examinadores activos
Desde que se empezara a usar el sistema CAPA, la DGT examina a tantos alumnos como su número de examinadores se lo permita, con un criterio basado «en sus necesidades» y no en el número de alumnos en espera. Al igual que sucede en otros sectores, la cantidad de personal disponible cada vez es menor. «Entre los examinadores de baja, con vacaciones o de asuntos propios ya no es como antes. Cada uno examina unos nueve alumnos, antes se hacían entre 13 y 16», señalan fuentes del sector.
Este problema se incrementa aun más durante los meses de verano, donde la demanda aumenta significativamente pero el personal apenas crece. Esta coyuntura se agrava sobre todo en aquellas regiones en donde la jefatura de Tráfico cierra en agosto, cosa que «afortunadamente» no sucede en Canarias.
Externalizar el servicio
Desde las autoescuelas denuncian que el sistema CAPA está «caducado» y que la mejor solución sería adoptar el modelo que tienen países tan cercanos como Portugal o Francia, donde está externalizado el servicio, abriendo la posibilidad de contratar personal de empresas privadas, pero no con interinidad, que es el método que abunda ahora mismo en la DGT canaria.
Sin ir más lejos, en Portugal, existe la posibilidad de elegir un examinador público o uno privado. La tasa de este último es superior, pero su tiempo de espera es menor. Además, la parte proporcional de la tasa que se lleva el Estado es la misma, «ellos no pierden nada», aseguran fuentes cercanas a las autoescuelas.
Otro problema que se encuentran tanto los alumnos como las autoescuelas es la falta de profesionalidad de parte del colectivo de examinadores, que gozan de una sorprendente libertad a la hora de escoger sus vacaciones o días libres, al no estar obligados a comunicarlas con antelación, a menudo dejando «tirados» a profesores y alumnos en fechas muy cercanas a la prueba de conducir.
Al mismo tiempo, fuentes del sector denuncian la «falta de empatía y educación» que demuestran a la hora de tratar con el alumnado. «La tranquilidad que te transmitían antes ha desaparecido por completo», apuntan.
Todos los años la DGT convoca anualmente al menos 50 plazas de acceso libre para examinador a nivel nacional, con el problema de que muy pocos acaban llegando a Canarias, por lo que desde el sector también se aboga por hacer «más atractivo» el venir a trabajar a las islas y así dejar de contratar a interinos que solo pueden estar un máximo de seis meses.
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