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Los científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) no salen de su pasmo. Tras estudiar al cefalópodo durante cinco meses, documentaron cómo este 'octopus ... vulgaris' utilizaba el nuevo brazo bifurcado que adoptó a sus necesidades.
Los pulpos, como otros organismos, pueden regenerar partes de su cuerpo, pero lo de Salvador con sus tentáculos es tan milagroso como asombroso. Tras sufrir un ataque en el que perdió varias extremidades, este macho dividió en dos uno de sus regenerados brazos. Ahora utiliza ambos apéndices de forma independiente para tareas diferenciadas: uno para alimentarse y el otro para explorar su entorno.
Su peculiar comportamiento está recogido en un estudio del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y del Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO), ambos ligados al CSIC. Los oceanógrafos que estudiaron a Salvador constataron su capacidad para adaptar su conducta motora a los miembros regenerados y anómalos.
«Es una hazaña sin precedentes en cefalópodos», señalan los investigadores, que vieron como el pulpo incorporó a su repertorio motor nuevas estrategias. Uno cambios que indicarían un proceso de adaptación progresiva dando muestras de la extraordinaria plasticidad del sistema nervioso de los cefalópodos. «La bifurcación de tentáculos ya se había descrito, pero por primera vez se documenta cómo usan los brazos regenerados y bifurcados en un entorno salvaje», explica Jorge Hernández-Urcera, coautor del estudio.
Memoria del dolor
Salvador evita utilizar los tentáculos dañados en conductas de riesgo, lo que abre la hipótesis de una forma primitiva de memoria del dolor y de aprendizaje. Un hallazgo que abriría nuevas líneas de investigación para la neurociencia, la medicina regenerativa y la robótica. Y es que sugiere la existencia de mecanismos neuronales complejos inspiradores de aplicaciones futuras en campos como el desarrollo de prótesis más funcionales.
«Aunque el estudio se basa en un único individuo, su rareza y nivel de detalle lo convierten en una pieza clave para investigaciones sobre comportamiento, regeneración y control motor en organismos marinos», concluye el primer autor del trabajo, Sam E. Soule. «Podría tener implicaciones profundas para comprender cómo otros sistemas biológicos enfrentan la lesión y la recuperación», dicen los científicos atisbando nuevas vías de estudio sobre la neurogénesis, la reorganización del sistema nervioso central y periférico ante distorsiones y anomalías.
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