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Hace un mes que Esther E.R. sufrió una caída después de golpearse en la cabeza con la rama de un árbol que sobresale del parterre de un jardín ubicado entre las calles Pedro Minio e Inesilla, en el barrio de Schamann de Las Palmas de Gran Canaria, donde reside.
«Me di un taponazo que casi me mató, fue un milagro», dice sobre un incidente que por suerte no le causó daños mayores pero que le ha dejado unas secuelas con las que esta mujer de 74 años asegura convive desde entonces.
Recuerda que eran las 13.00 horas del 24 de marzo y que se dirigía a la farmacia, «pues me hacía falta un medicamento». Explica que, como de costumbre, andaba «mirando al suelo porque las acercas están fatal y yo voy con bastón porque estoy operada de la rodilla y tengo una prótesis».
Apunta que al llegar al jardín en el que se ubica el árbol en cuestión, no se percató de la rama que sobresale del mismo, «que invade la acera», y se golpeó con ella en la cabeza, lo que provocó que perdiera el equilibrio y cayera de espaldas.
«Casi me mato», apunta al recordar el episodio en el que «no perdí el conocimiento, gracias a Dios, porque me enteré de todo». Añade que «un señor que pasaba en un coche me vio y vino a ayudarme y después empezó a llegar más gente».
Señala que las personas que la auxiliaron la dejaron en el suelo hasta que llegó la ambulancia porque «yo me quería incorporar pero no podía, porque me ahogaba. Y tenía ganas de vomitar».
Relata que la trasladaron a urgencias y que posteriormente tuvo que volver en dos ocasiones porque tenía «mareos y dolores de cabeza», que dice han persistido.
A raíz de eso, indica, acudió al traumatólogo que la ha remitido al neurólogo, «para que me haga unas pruebas más específicas».
Esther muestra «todos los partes de urgencia» y los «partes de los médicos a los que he ido» para argumentar que sus quejas sobre cómo está después de esa caída están fundamentadas. Y es que aunque comenta que por fortuna no se rompió nada, «no me encuentro bien».
Además, esta vecina presentó un escrito en la Concejalía del Distrito el 26 de marzo en el que denunció este incidente y en el que solicitaba la tala de esa rama «porque ya se ha caído mucha gente y para que no le pase a nadie más».
Señala que «al día siguiente podaron el árbol» y pintaron otras de sus ramas «de verde, que parece un semáforo». Además, este jueves, cuando se cumplía justo un mes justo de su caída, comprobó que operarios del Ayuntamiento habían colocaron una valla delante de la parte del ejemplar con la que se golpeó. «Cuidan más los árboles que a las personas», critica respecto a una medida que no cree sea la solución.
«Hasta que no pase una desgracia no lo talan», dice sobre un árbol que, insiste, «invade la acera» con sus ramas.
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Sara I. Belled y Jorge Marzo
Melchor Sáiz-Pardo
Julio Arrieta, Gonzalo de las Heras (gráficos) e Isabel Toledo (gráficos)
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