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El triple crimen del descuartizador de Macastre

El triple crimen del descuartizador de Macastre

Las extrañas muertes de tres niños en 1989 y la aparición del cuerpo mutilado de una de las víctimas es uno de los casos sin resolver más aterradores de la crónica negra española

Javier Martínez

Valencia

Domingo, 4 de mayo 2025, 06:26

Treinta y seis años después de las extrañas muertes de dos niños en Macastre (Valencia) y el supuesto rapto de otra menor, cuyo cuerpo apareció mutilado, el triple crimen sigue siendo uno de los casos sin resolver más aterradores de la crónica negra española, y una espina clavada para los guardias civiles y policías que asumieron la investigación en 1989. Dos de los cadáveres no presentaban signos de violencia cuando fueron hallados en una casa de campo y un terraplén cercano, pero a la tercera víctima le cortaron un pie y una mano con una sierra mecánica, según el informe de la autopsia, y una de las extremidades y el cuerpo aparecieron en fechas diferentes en una calle de Valencia y una acequia de Turís.

Aunque la Guardia Civil y la Policía Nacional abrieron varias líneas de investigación e interrogaron a dos sospechosos, las piezas de este rompecabezas macabro, las pruebas y los vestigios criminales nunca encajaron en las hipótesis policiales: una intoxicación mortal por sobredosis de drogas, un encuentro sexual con un pederasta asesino, un rapto con posterior descuartizamiento del cuerpo, una venganza por un asunto delictivo…

La aparición de los cadáveres en diferentes fechas dificultaron las investigaciones, y las piezas del rompecabezas macabro nunca encajaron en las hipótesis policiales: un cóctel mortal de drogas, un pederasta asesino, un descuartizador.

Las tres víctimas formaban una pandilla de amigos inseparables. Francisco Valeriano Flores Sánchez, de 14 años de edad, Rosario Gayete Muedra, de 15 años, y Pilar Ruiz Barriga, también de 15 años, residían en Burjassot y Benicalap, pero solían pasar los fines de semana en una casa abandonada de Catadau, un pueblo del interior de la provincia de Valencia, donde los vieron con vida la última vez el 15 de enero de 1989.

Cartel distribuido tras el asesinato de los tres jóvenes. LP

Cuatro días después, la muerte y el misterio se dieron la mano en la partida de la Cuerna en Macastre, a unos 30 kilómetros de Catadau, cuando un agricultor entró en su casa de campo y encontró el cadáver de Rosario en una cama. La víctima estaba boca arriba y no presentaba señales de violencia, aunque el forense halló un líquido sanguinolento en la boca, nariz, vagina y ano. El botón de su pantalón se encontraba desabrochado y la cremallera estaba medio bajada.

La autopsia no desveló las causas de la muerte y la Guardia Civil tardó varios días en identificar el cadáver –porque Rosario no llevaba ningún documento de identidad cuando el agricultor encontró el cuerpo–, dos inconvenientes que retrasaron la búsqueda de los otros dos menores. Los forenses estimaron que la joven llevaba muerta en la casa de labranza entre 48 y 72 horas, es decir que habría fallecido el 16 o 17 de enero, uno o dos días después de que entrara en un bar de Catadau para pedir comida y dinero.

Un descuartizador en Valencia

El 27 de enero de ese mismo año, cuando la Guardia Civil aún no había esclarecido la primera muerte, otro macabro hallazgo conmocionó a los vecinos de la calle Alcácer de Valencia. Una mujer encontró un pie en la puerta del almacén de una empresa de transportes. Los forenses determinaron que la extremidad había sido cortada con una sierra mecánica, pero no descubrieron que el pie era de Pilar hasta cuatro meses después.

Pocos días antes había aparecido una mano en un banco de la Gran Vía Fernando el Católico en Valencia, por lo que los hallazgos de estos restos humanos causaron una gran alarma en la ciudad. El Grupo de Homicidios de la Policía se hizo cargo del caso ante la sospecha de que un asesino y descuartizador estuviera dejando trozos de los cuerpos de sus víctimas en las calles de Valencia, pero pronto descartó esta posibilidad al averiguar que la mano y dos cráneos –uno de ellos encontrado en la calle del Marqués de Caro– procedían de hospitales y la Facultad de Medicina. La extremidad había estado mucho tiempo en formol, una sustancia química utilizada para embalsamar cuerpos y conservar tejidos.

Noticia compartida por Las Provincias en su momento. LP

El segundo cadáver también apareció en Macastre. El 8 de abril de 1989, un hombre que buscaba espárragos halló el cuerpo de Valeriano, a unos 400 metros de la casa donde murió Rosario, con varias ramas secas colocadas encima, al parecer, para ocultar el cadáver. Los investigadores encontraron junto a la víctima una vela cilíndrica de idéntico tamaño y color que otras halladas en la casa del agricultor. El cuerpo estaba en estado de descomposición sobre un plástico grueso en un terraplén.

Una de las hipótesis que barajó la Guardia Civil es que Valeriano y Rosario podrían haber fallecido tras consumir un cóctel de drogas, pero los análisis realizados en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid no detectaron sustancias estupefacientes en la sangre de la joven ni en sus vísceras.

Tras reconstruir las últimas horas de vida de Valeriano, Rosario y Pilar, la Guardia Civil averiguó que los tres amigos llegaron a Catadau en un autobús procedente de Valencia. Los investigadores localizaron a tres testigos que vieron a Rosario en un bar en compañía de Miguel V. E., un jornalero y pastor que conocía al padre de Pilar. Este vecino de Catadau se convirtió en el primer sospechoso, por lo que fue interrogado en dos ocasiones por la Guardia Civil y el juez de Valencia que investigaba el hallazgo del pie.

Sin embargo, el hombre negó haber estado con la menor en el bar, aunque reconoció que conocía a los tres jóvenes, porque vivían cerca de su domicilio en una casa abandonada. También declaró que los adolescentes solían ir a Carlet de noche y regresaban a Catadau sobre las dos o las tres de la madrugada. A Pilar la conocía porque había vivido en el pueblo hasta que sus padres se separaron, y afirmó que le había dado cigarrillos en alguna ocasión.

El hallazgo del tercer cadáver

El cadáver de Pilar fue descubierto el 24 de mayo de 1989 por cuatro niños de Godelleta cuando jugaban en un canal de riego en el término de Turís. El autor del crimen cortó un pie y una mano de la víctima cuando ya estaba muerta, según la autopsia, y le desfiguró la cara, al parecer, para dificultar su identificación.

La Guardia Civil encontró la funda de un machete junto al cuerpo tras inspeccionar la acequia, pero no halló ninguna huella ni vestigio que pudiera arrojar luz sobre la autoría del crimen. Una vez que los forenses constataron que el pie encontrado cuatro meses antes en la calle Alcácer de Valencia pertenecía al cadáver que apareció en Turís, los investigadores de la Guardia Civil y la Policía lograron encajar otra de las piezas del rompecabezas macabro.

Acequia en la que se encontró el cuerpo sin vida de Pilar. LP

Pero la amputación de las extremidades sembró más dudas sobre las extrañas circunstancias en las que fallecieron los tres adolescentes. ¿Por qué los dos primeros cuerpos no tenían signos de violencia y a la tercera víctima le cortaron un pie y una mano? Los investigadores no encontraron respuestas a esta pregunta. Según los datos de la autopsia, Pilar murió la misma noche que Rosario y Valeriano, o pocos días después, aunque la fecha exacta no se pudo determinar.

Días antes del hallazgo del cuerpo mutilado de la tercera víctima, el Teléfono de la Droga (un servicio de atención a toxicómanos y sus familias) recibió una llamada de una persona anónima que alertó sobre el lugar donde estaba el cadáver de una de las víctimas de los crímenes de Macastre, un canal junto a la carretera que une Godelleta y Turís, e implicó también a un traficante de drogas apodado 'Wichita'. Este hombre se convirtió en el segundo sospechoso interrogado por los investigadores, pero sin ninguna prueba incriminatoria.

Un equipo de criminólogos revisó el caso en 2015 tras conseguir el sumario, pero no pudo arrojar luz sobre el descuartizamiento del cuerpo de Pilar y las causas de las muertes de Rosario y Valeriano. La hipótesis policial de una cruel venganza por un asunto delictivo también era compartida por la familia de Pilar. La joven había recibido amenazas tras ser detenida, junto a otros miembros de su pandilla, por una oleada de robos en Burjassot, y algunos de los delincuentes la acusaban de «chivata».

Coincidencias con el caso Alcàsser

Tras descartar la participación de este individuo en los crímenes, la Guardia Civil y la Policía Nacional ya no obtuvieron ninguna otra pista. Los días pasaron sin ninguna novedad en la investigación y el caso apenas tuvo cobertura informativa, todo lo contrario a lo que sucedió cuatro años después con el asesinato de las tres niñas de Alcàsser.

Los dos casos criminales tienen algunas coincidencias casuales, como el número de víctimas, la fecha del hallazgo del pie de Pilar (­el 27 de enero de 1989 apareció la extremidad en Valencia y el mismo día de enero de 1993 encontraron los cadáveres de Míriam, Toñi y Desirée)­, el nombre de la calle donde un desconocido abandonó el pie (Alcácer) y el lugar donde vieron con vida por última vez a Rosario y Pilar: un bar de Catadau. En este mismo establecimiento, los asesinos y violadores de las niñas de Alcàsser, Antonio Anglés y Miguel Ricart, compraron bocadillos horas antes de cometer el triple crimen.

Pese a estas casualidades, no hay ningún vínculo entre los dos casos ni indicios que pudieran hacer pensar en una concatenación que no se investigara. Anglés y Ricart no frecuentaban en 1989 el pueblo de Catadau ni los ambientes marginales de Burjassot y Benimàmet, donde Valeriano, Rosario y Pilar esnifaban vapores de pegamento y consumían drogas.

  1. Partida de la Cuerna en Macastre (19 de enero de 1989)

    Rosario Gayete Muedra

Rosario Gayete Muedra, de 15 años de edad, fue hallada muerta el 19 de enero de 1989 sobre una cama en una casa de campo de Macastre. Un agricultor encontró el cadáver cuando entró en su vivienda en la partida de la Cuerna. La víctima estaba boca arriba con el pantalón desabrochado y la cremallera medio bajada. El cuerpo no presentaba señales de violencia. La Guardia Civil halló ramas y leños quemados en la chimenea y desorden en la habitación principal: botellas tumbadas, cristales rotos y enseres en el suelo. El dueño de la casa pensaba que alguien había entrado a robar tras forzar el candado de la puerta, y cuando vio a la niña en la cama creía que se había quedado dormida, pero se acercó y comprobó que estaba muerta. El hombre se asustó y acudió al cuartel de la Guardia Civil para informar del macabro hallazgo.

  1. Partida de la Cuerna en Macastre (8 de abril de 1989)

    Valeriano Flores Sánchez

Casi tres meses después del hallazgo del cuerpo sin vida de Rosario, un hombre que cogía espárragos encontró el cadáver de Valeriano en la partida de la Cuerna en Macastre. Aunque la Guardia Civil rastreó la zona para buscar a los otros dos niños desaparecidos, los agentes que participaron en el operativo no encontraron ningún vestigio criminal en la casa de campo ni en sus alrededores. El cuerpo de Valeriano tampoco presentaba signos externos de violencia, aunque se encontraba en avanzado estado de descomposición con ramas secas colocadas encima, al parecer, con la intención de ocultarlo. Los investigadores hallaron cerca del cadáver un pico, dos papeles manuscritos con nombres y números, cuatro maquinillas de afeitar y una vela de idéntico tamaño y color que otras encontradas en la casa del agricultor.

  1. Canal de riego en Turís (24 de mayo de 1989)

    Pilar Ruiz Barriga

Cuatro niños (hijos de guardias civiles destinados en el cuartel de Godelleta) hallaron el cadáver de Pilar cuando jugaban en un canal de riego en el término de Turís. El macabro hallazgo tuvo lugar el 24 de mayo de 1989. Al cuerpo le faltaban un pie y una mano, y el autor del crimen desfiguró también la cara de la niña, al parecer, para dificultar su identificación. Pocos días después, los forenses constataron que un pie encontrado en la calle Alcácer de Valencia, el 27 de enero de 1989, pertenecía al cadáver encontrado en Turís. Según el informe de la autopsia, la extremidad fue cortada con una sierra mecánica. El dato trascendió a la prensa y se publicó hasta una foto del pie seccionado.

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