

Secciones
Servicios
Destacamos
La riqueza del lenguaje del cómic está por explorar en muchos ámbitos, pero algunas tendencias se abren camino y calan con especial fuerza, como es el caso de la Medicina Gráfica, un movimiento que ha venido para quedarse y ya está dando interesantes frutos en el mundo de las viñetas.
Hablamos del empleo de la historieta en el medio sanitario, tanto para profesionales como para pacientes. El uso del arte secuencial como herramienta de comunicación sanitaria es un hecho consumado, más allá de la creación de listados y bibliotecas que cuentan con numerosos títulos relacionados con el tema que invitan a la educación y reflexión, ya sean novelas gráficas u otros formatos, incluyendo la ilustración y el humor gráfico.
Logo de Medicina Gráfica y dos ejemplares
de Mónica Lalanda. R.C.
Logo de Medicina Gráfica y dos ejemplares
de Mónica Lalanda. R.C.
Logo de Medicina Gráfica
Dos ejemplares
de Mónica Lalanda
Logo de Medicina Gráfica
Dos ejemplares
de Mónica Lalanda
Algo complejo, arduo o difícil de explicar se convierte en material amable que se apoya en dibujos y textos sencillos», explica Mónica Lalanda, coordinadora del movimiento por estos pagos. «Pongamos como ejemplo una infografía creada para explicar qué es la esquizofrenia o cómo se cuida la piel si recibes radioterapia. Aparte, están todos los cómics creados por personas que sufren una enfermedad, o que acompañan a quien la sufre, y que, dedicándose al mundo del noveno arte, deciden contarlo a través de este medio.
Estos cómics aportan un valor incalculable a la medicina. Nos cuentan la vivencia de la enfermedad desde lo emocional, desde la experiencia y el sufrimiento. Justo la parte que más duele de la enfermedad y la que los médicos no podemos medir con ninguna prueba ni análisis y a veces ni siquiera nos hacemos conscientes. Los sanitarios nos vemos reflejados en sus páginas, con frecuencia de manera descarnada y esto es un gran revulsivo para ser mejores comunicadores, más empáticos. Estos cómics además pueden ser un gran acompañamiento para quien sufre un padecimiento similar al que cuenta el autor. Es un material muy potente y con muchas posibilidades».
En primera persona
Sobre la enfermedad de Crohn
Sobre salud mental
Sobre TCA
Sobre la hepatitis C
En primera persona
Sobre la enfermedad de Crohn
Sobre salud mental
Sobre TCA
Sobre la hepatitis C
En primera persona
Sobre la enfermedad de Crohn
Sobre salud mental
Sobre TCA
Sobre la hepatitis C
En primera persona
Sobre la enfermedad de Crohn
Sobre salud mental
Sobre TCA
Sobre la hepatitis C
Medicina Gráfica es un término acuñado en 2007 por el médico de familia y autor de cómics galés Ian Williams, haciendo explícito el potencial del cómic como una manera excepcional de formación y comunicación en el ámbito sanitario. «El cómic ofrece unas posibilidades enormes», señala Iñaki Gutiérrez, médico y dibujante, autor de 'Apuntes médicos. Dibujos desconfinados', sobre la Covid-19. «Puedes describir una enfermedad con un cómic, recoger la vivencia de una enfermedad o explorar la relación médico-paciente, con las dificultades, empatías y procesos que se viven en ambas direcciones. Medicina Gráfica siempre ha habido, aunque no se hubiera explicitado ni acuñado. La enfermedad es parte inherente del ser humano, y el cómic, como manifestación artística, nunca ha sido ajeno y lo ha plasmado. Ahora parece que hay un nicho más específico que fomenta su uso conscientemente como formación o comunicación».
Hay un claro auge de esta corriente, una vez etiquetada. «Sin duda el cómic va adquiriendo el lugar que siempre le ha correspondido», responde Lalanda, médico de Urgencias en Castilla y León e ilustradora, licenciada en Medicina por la Universidad de Valladolid, «Cada vez se publican más y mejores libros y los que hablan de enfermedad también crecen. Pero el concepto de Medicina Gráfica, más que un auge espontáneo, tiene detrás a un grupo de profesionales apasionados que vemos en esta área un paso adelante para mejorar la comunicación».
Infografías de Mónica Lalanda e Iñaki Gutiérrez. R.C.
Infografías de Mónica Lalanda e Iñaki Gutiérrez. R.C.
Infografías de Mónica Lalanda e Iñaki Gutiérrez. R.C.
Infografías de Mónica Lalanda e Iñaki Gutiérrez
Desde 2017, varios profesionales sanitarios han unido fuerzas trabajando con empeño y de manera altruista buscando, descartando, revisando y reseñando propuestas que les parecen de utilidad (medicinagrafica.blog). Mantienen las redes sociales muy activas y han organizado varios congresos nacionales, además de montar un Máster en Medicina Gráfica en la Universidad Internacional de Andalucía, entre otras iniciativas académicas. Conformados oficialmente como la SEMGRAF (Sociedad Española de Medicina Gráfica), compaginan la sanidad con el dibujo.
2007
Medicina Gráfica es un término acuñado en 2007 por el médico de familia y autor de cómics galés Ian Williams.
Hay artistas que han contado historias sobre la enfermedad, bien por interés o por cercanía a ella: Paco Roca ('Arrugas'), Miguel Gallardo ('María y yo'), David Ramírez ('Conviviendo 19 días')… Hay creadores que comparten lo vivido, como Josune Urrutia ('Hoy no es el día') o María Hernández Martí ('Que no, que no me muero'). Para Lalanda el dibujo «siempre ha sido útil para explicar a los pacientes conceptos de una manera gráfica. Pero el punto de inflexión es cuando me zambullo en el mundillo de la ética médica y descubro que el material que se utiliza para enseñar y aprender es muy aburrido y buscando otros modelos descubro que los colegas anglosajones usan un concepto nuevo para mi: Graphic Medicine. Me entusiasmé. En 2016 publiqué el código ético de los médicos en formato cómic, 'Con-Ciencia Médica', y a partir de ahí ha sido un no parar. En 2017 decidí dejar la medicina asistencial y dedicarme solo a la medicina a través de la comunicación. Tras 25 años de fonendoscopio, mi herramienta médica son ahora mis pinturillas». Más allá de coordinar el movimiento Medicina Gráfica, se dedica enteramente a crear material para pacientes o para profesionales sanitarios, ya sea de divulgación médica o en relación con el profesionalismo y la ética.
«El que existan sociedades, congresos o editoriales sobre esta corriente, hace que sea más accesible y reconocida, y se creen obras específicas», resalta Gutiérrez. «Muchas de estas obras no salen del circuito sanitario, pero cada vez existe más material formativo o de compartir experiencias para pacientes o familiares en formato cómic. Como médico del sistema público de salud de emergencias extrahospitalarias, trabajo en un entorno muy específico del que soy un testigo excepcional de momentos muy críticos para la gente, y además en un entorno laboral donde el término equipo cobra un significado imprescindible. Eso es lo que trato de reflejar en mis dibujos».
La Medicina Gráfica aporta una nueva vía y un nuevo perfil de audiencia. «Un cómic puede informar, puede criticar, puede hacer aflorar al enfermo más allá de la enfermedad, pero lo hace desde la belleza estética y desde la grandeza de contar una historia», subraya Lalanda, «médico, madre y pintamonas» según la biografía de su perfil de Instagram. «Al final, estamos hechos de historias, nos gustan. Todos estos cómics a los que nosotros etiquetamos como medicina gráfica son antes que nada verdaderas obras de arte y atractivas para cualquiera. Que sean Medicina Gráfica es solo un plus».
Gutiérrez recomienda títulos indispensables como 'A toda pastilla', de Josephine Mark; 'Una posibilidad', de M. A. Giner Bou y Cristina Durán; 'El Duelo', de Paula Cheshire, o 'Seguir dibujando', de Coco. Osakidetza le invitó, a finales del pasado año, a impartir un taller con el título «El cómic como herramienta de alfabetización sanitaria», junto al guionista Koldo Azpitarte, también médico, y Mikel Bao. «Aún está por llegar el ensayo en medicina gráfica», resalta. «Por otro lado, aunque hemos avanzado, aún hay camino por recorrer en cuanto al reconocimiento del cómic como medio adulto por el público en general».
Mónica Lalanda
Médico de Urgencias en Castilla y León, ilustradora y coordinadora de Medicina Gráfica
«En un futuro próximo espero ver mucha investigación en esta área», añade Lalanda. «Y entrada a todos los ámbitos, por ejemplo, a la universidad, a los grados de Ciencias de la Salud. También su presencia en congresos médicos y por ejemplo, la obligatoriedad de abstractos visuales en las revistas de impacto. Pero para que esto llegue, aún tenemos que luchar contra los prejuicios. Si en el mundo de los adultos sigue habiendo una cierta suspicacia contra el cómic como medio infantil o poco serio, esto se multiplica en el medio sanitario, donde todo ha de ser serio. Pero lo importante es mantener la rigurosidad científica y el respeto e ir derribando barreras, con tiento, despacito. Estoy convencida que es cuestión de tiempo. El cómic y la infografía son medios insuperables de información y divulgación».
SaludArte es una editorial especializada en Medicina Gráfica, con lanzamientos como 'El cáncer de mamá', 'Un mal médico' o 'Vivir también es urgente'. ¿Qué debe tener una buena viñeta «medicinal»? «Tener algo que contar y tener las herramientas visuales mínimas para hacerlo», contesta Gutiérrez. «Como para hacer cualquier tebeo, hay que aprender y saber narrar, un mínimo de legibilidad gráfica. No se diferencia de saber hacer un cómic de aventuras o de humor, salvo que la temática es, o específica o intencionadamente, sanitaria. Paco Roca no pensaba en términos de medicina gráfica al crear 'Arrugas', pero encaja en el epígrafe».
Lalanda, desde su perspectiva de creadora de contenidos en medicina gráfica, piensa que lo primero que debe tener una buena obra es «una base sólida, una buena evidencia científica y rigor absoluto. Un buen continente no puede justificar un mal contenido. Debe estar libre de conflicto de interés, como toda buena comunicación médica. Luego requiere un trabajo de destilación de la información. Los documentos y artículos de los que nace han de ser pasados por un embudo y luego por un colador para quedarse en píldoras de información. El texto de estas píldoras debe ser claro, sencillo y carente de toda jerga médica. Estas frases deben ir acompañadas de dibujos que no solo aporten de forma estética sino también que participen en aclarar ideas y simplificar conceptos. Son simplemente esenciales. Debe estudiarse cuidadosamente quién es la audiencia a la que va dirigida para que el tono sea correcto. Una buena viñeta medicina tiene pues que ser clara, atractiva, útil y rigurosa».
Créditos
Diseño: Lidia Carvajal
Publicidad
Daniel de Lucas y Josemi Benítez (Gráficos)
Jon Garay e Isabel Toledo
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.