En esta primavera isleña, donde los días luminosos se alternan con la alegría de nieblas y lluvias, donde el verdor de los campos rivaliza con ... los aromas de azahar, y el de otras insinuantes flores de la estación, los días 'cofradieros' de la «semana mayor del año» aúnan a sus tradiciones las inquietudes y vivencias que ya recorren entornos de hermandades, patronazgos y orbes parroquiales, por la proximidad de la coronación canónica, el próximo 3 de mayo, de Nuestra Señora del Carmen de La Isleta, con la que alcanza un momento cumbre y se corona el conjunto de la historia y el arraigo de la devoción carmelitana de Gran Canaria.
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No son muchas las sagradas imágenes de la Virgen, en diferentes advocaciones, que han sido coronadas canónicamente en Gran Canaria, pero cada una de ellas representa momentos verdaderamente sustantivos para la historia de la religiosidad insular, al tiempo que para sus tradiciones y para su idiosincrasia. Si como señala, para estos casos, la autoridad eclesiástica, una coronación canónica es, ante todo, «un proceso en el que hay que demostrar que una imagen concreta recibe un culto multisecular, es decir, que esa imagen haya movido desde muchos años, e incluso siglos atrás, a los fieles a una veneración sincera a la Madre de Dios por medio de ese signo que es la imagen», a la par que ello ha supuesto un enraizamiento en el orbe de ser y sentir de una comunidad, de los usos y costumbres, de un pueblo, de un país, entenderemos mejor la honda significación que tuvieron en Gran Canaria la coronación canónica de imágenes de la Virgen como la terorense de Nuestra Señora del Pino en 1905, la trianera de Nuestra Señora de la Soledad de la Portería en 1964, la veguetera de Nuestra Señora de los Dolores de Vegueta en 2012 y ahora en 2025, en poco menos de un mes, la isletera de Nuestra Señora del Carmen. No es de extrañar que la crónica periodística de la coronación de la Patrona de Gran Canaria, instituida en 1914 como Patrona principal de la Diócesis de Canarias, que tuvo lugar un el 7 de septiembre de 1905 en su Basílica de Teror, resaltara cómo «en aquel momento, teniendo al instante supremo suspendido sobre aquella inmensa multitud silenciosa, estática, la figura venerable y querida del virtuoso Padre Cueto llega hasta la Santa Imagen, y tomando con sus manos temblorosas por la emoción, quizás la emoción más grande que haya sentido aquel corazón lleno de caridad y amor, la corona refulgente construida para su Patrona por el pueblo grancanario, la coloca sobre la cabeza de la Sagrada Imagen».
El tiempo cuaresmal, los días que se encaminan a la Semana Santa, trajo en 1964, un jueves 19 de marzo, tres días antes del Domingo de Ramos, la solemne, multitudinaria y enfervorecida coronación de la imagen de Nuestra Señora de La Soledad de la Portería, también de culto multisecular y arraigadísima devoción en la Parroquia de San Francisco del Barrio de Triana. Sería en esta ocasión la Catedral de Canarias el escenario, tras una devota procesión por las calles trianeras y vegueteras, en el que el obispo Monseñor Antonio Pildain y Zapiain le impondría una hermosísima corona toda de oro macizo a la que, como recordaba José Miguel Alzola, «se le incorporaron valiosas gemas que figuraban en el joyero de la imagen, más otras que fueron donadas para tal fin». Ante esta coronación el periodista terorense Ignacio Quintana Marrero ofreció un tríptico de sonetos escritos para conmemorar este evento, que comienzan cantándole versos como «Virgen de la ciudad, madre del llanto, / arrebujada en tu luto y desconsuelo» «va la ciudad llorando su desvelo, va la ciudad vertida en tu quebranto». Se coronaba también con ella el sentir 'semanasantero' insular, que tiene en ella una de sus más trascendentes imágenes procesionales, con la que cada año, en su Procesión del Retiro, se culminan las salidas procesionales en Vegueta y Triana, y exclaman los versos finales del poema de Ignacia de Lara: «¡Esta es la noche en que la Virgen llora… / y esta es la noche en que Las Palmas reza!».
En abril de 2012 la semana mayor también esperaba ya inquieta e ilusionada la coronación canónica de Nuestra Señora de los Dolores de Vegueta, la primera y única imagen realizada por José Luján Pérez en recibir investidura canónica, que tendría lugar el 24 de mayo siguiente, de manos del obispo Francisco Cases Andreu, en un solemne y destacado acto litúrgico en la Catedral de Canarias, tras una procesión extraordinaria, días antes, por las calles de Vegueta. Mucha tarea se le juntó entonces a la Real, Ilustre e Histórica Hermandad del Santo Encuentro de Cristo y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo con la Cruz a Cuestas y Nuestra Señora de los Dolores de Vegueta, responsable de su culto y de su procesionar en la antigua, tradicional y siempre esperada y concurrida procesión del Encuentro. Una imagen coronada de la que Santiago Tejera afirmaba que «la Dolorosa de Luján en la Procesión del Paso, expresa en la proporción y pureza de líneas que no parecen modeladas por la mano del hombre, un sufrimiento que ha secado sus lágrimas y hace que los párpados reposen con la mirada débil, incierta, entreabiertos sus labios por el peso de un dolor mudo intenso, el más supremo de todos. Es una Virgen que, al parecer, no llora. Sus lágrimas se han secado y nos lacera el alma cuando la contemplamos».
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Ahora ciento veinte, sesentaiún y trece años después, respectivamente, de las coronaciones canónicas de las imágenes de El Pino, de La Soledad de la Portería y de Los Dolores de Vegueta, y ciento catorce años después de que unas hijas de la Caridad llevaran una imagen del Carmen a la aún inexistente parroquia, tendrá lugar la de Nuetra Señora del Carmen de La Isleta, una imagen que es epítome de una historia secular de honda devoción y culto carmelitano en Gran Canaria, que ha hecho de La Isleta un nuevo y verdadero Monte Carmelo atlántico, donde se custodia y se promueve la devoción por la Patrona de las gentes de la mar, en una isla donde todas sus gentes, en la costa, en barrancos y medianías, en la mismísima cumbre, es gente atlántica y de mar que busca su consuelo en su Virgen del Carmen, que desde el próximo mes de mayo será también Carmen Coronada.
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