El Barça de Flick aprende una lección
El equipo azulgrana enseñó su fútbol a Europa, pero concedió demasiado en defensa y ello le costó la eliminación en las semifinales de la Champions
Daniel Panero
Miércoles, 7 de mayo 2025, 18:00
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Daniel Panero
Miércoles, 7 de mayo 2025, 18:00
El Barça aprendió la noche del martes una lección que le debe ser útil de cara al futuro. El conjunto que dirige Hansi Flick se ... despidió de la Liga de Campeones tras un partido de vuelta de semifinales extraordinario que tuvo mucho fútbol, siete goles, una intensidad tremenda y emociones fuertes. Los azulgranas demostraron prácticamente todas las características que debe tener un campeón de Europa, pero les faltó una que solo se aprende a través de la experiencia. Faltó oficio para frenar el arreón final de un Inter que fue netamente inferior sobre el césped, pero que supo hacer valer el hecho de que ya lleva años detrás de la 'orejona'. Es un trabajo de campo que el equipo azulgrana comenzó a realizar en el Giuseppe Meazza.
Y es que solo así se explica la eliminación del Barcelona en semifinales de la Champions. Los azulgranas avasallaron por momentos a su rival con un 71% de posesión, 22 remates y hasta un 87% de efectividad en el pase. Fue, sobre todo en la segunda mitad, un equipo con mayúsculas que tuvo contra las cuerdas a un grande del fútbol europeo, pero que no supo cambiar de registro cuando la proeza ya estaba al alcance de la mano. Con 2-3 en el marcador y el rival con el agua al cuello, los culés no variaron su ADN y lo pagaron caro con un adiós de los que hacen callo y provocan que la piel sea más resistente en años venideros.
El Barça no quiso traicionarse en ningún momento y siguió con la presión en campo contrario pese a tener la ventaja con el gol de Raphinha, pese a lo que había en juego, aunque las piernas pesaran tras un encuentro que fue de una exigencia física terrible. El Barcelona no tuvo en cuenta esos riesgos y buscó el cuarto, un botín que pudo llegar con un zapatazo de Lamine Yamal que repelió la madera. No fue así, ya que la fortuna no sonrió a los culés y el Barça entró en un pequeño ida y vuelta que solo podía beneficiar al equipo que iba por detrás en el marcador y que además no estaba encontrando la manera de meter mano a su rival.
Paradójicamente, el Barça murió en Milán por culpa de las mismas virtudes y defectos que le han llevado a ser el equipo más atractivo del panorama europeo. Esa inconsciencia propia de la juventud, ese descaro y esa valentía mostradas para remontar al Inter dos goles tanto en la ida como en la vuelta se volvieron en contra cuando tocaba bajar las revoluciones y dar paso a otro registro. Quizá el encuentro pedía un fútbol menos vertical, quizá el partido debía detenerse bajo los pies de Pedri y Frenkie de Jong y quizá Lamine Yamal, Dani Olmo y compañía debían dejar de mirar a la portería rival por primera vez en toda la temporada para mirar el marcador y sentir que las puertas hacia al gloria eterna estaban a punto de abrirse, a apenas unos minutos.
Esos seis minutos que pasaron entre el gol de Raphinha y el de Acerbi son ahora una lección para un grupo de jugadores que han hecho lo más difícil. Tras años de desconcierto, eliminaciones sonrojantes y hasta aventuras en la Europa League, el Barça se puede mirar al espejo y reconocerse. Solo hay que pulir detalles, un aspecto que siempre resulta fundamental para levantar la Copa de Europa.
Flick ha conseguido en muy poco tiempo que el Barcelona sea un equipo competitivo y le ha puesto entre los favoritos para ganar cualquier trofeo. Los culés son una máquina de generar fútbol y suman ya la friolera de 163 goles entre todas las competiciones. Pese a ello, hay un importante margen de mejora y pasa por la faceta defensiva. Szczesny recibió siete goles tras apenas diez disparos del Inter en toda la eliminatoria y los culés han evidenciado una fragilidad atrás que hace muy difícil ganar un título tan complicado como es la Liga de Campeones.
El Barça fue superior al Inter, sí, y llegó a la orilla con muchos ases en la mano, pero eso no debe tapar el hecho de que recibiera siete tantos en las semifinales, una losa muy difícil de levantar en Champions. Los de Flick ya iban por detrás en la eliminatoria a los 30 segundos de empezarla, un mal paso que ya dieron esta misma Champions ante el Benfica o el Borussia Dortmund.
En la ida Szczesny no estuvo acertado y en la vuelta hubo fallos individuales que costaron caro. Dani Olmo perdió un balón en una zona prohibida para hacerlo y Araujo no estuvo contundente en el tercer gol del Inter en el minuto 93 ni en el cuarto, en la prórroga. Fueron demasiados errores para un Barça que va sobrado de talento y juventud, pero que la próxima temporada tendrá también un poco más de experiencia.
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