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El PP siempre ha puesto en solfa que el reconocimiento internacional del que vienen presumiendo el presidente Sánchez y su Gobierno en las tres últimas ... legislaturas fuera realmente tal, mientras penaba por las explícitas imágenes de complicidad que componían en la escena europea el jefe del Ejecutivo y la máxima responsable de la Comisión, Ursula von der Leyen, integrante de la misma familia comunitaria, los conservadores clásicos, que el partido de Alberto Núñez Feijóo. Y tras este último medio año político, condicionado en buena medida por el señalamiento de Carlos Mazón por su discutida gestión de la dana, los populares tenían razones de peso para temer el efecto de una cita que se pretendía refulgente cuando se convocó –el congreso del PPE en Valencia– precisamente por el severo cuestionamiento que pesa sobre su barón territorial. Pero el lunes –con líderes como Von der Leyen, el jefe de filas de la delegación, Manfred Weber, o el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, enfilando el cónclave valenciano–, el insólito apagón en la Península Ibérica reorientó los focos sobre el escenario.
Frente a quienes sostienen que el desplome eléctrico terminó de gafar la cumbre y que sorprendió a Feijóo desubicado –fuera del epicentro de Madrid–, en el equipo del líder de los populares se dicen convencidos de que el histórico 'cero energético' del lunes «ha internacionalizado», a la vista de la dirigencia europea y la prensa congregadas en la capital del Turia, las deficiencias como gestor de Sánchez y opacado la estrella que se afana en lucir en el ámbito exterior frente a sus cuitas domésticas. Un «Gobierno en parada», según lo definió este sábado el vicesecretario de Economía de los populares, Juan Bravo, a quien la caída eléctrica pilló en Extremadura haciendo campaña por la central nuclear de Almaraz y que siguió este sábado la estela del argumentario desplegado la víspera por Feijóo en Pontevedra: si el Ejecutivo sabe lo que pasó y está dejando pasar los días a ver si escampa, malo; si en verdad lo desconoce a estas alturas, tan mal o peor, porque apuntalaría la sospecha de la oposición de «incompetencia» y «mala gestión». «Lo que nos define no es cómo nos caemos, sino cómo nos levantamos», arguyó también este sábado Enma López, secretaria de Política Económica del PSOE. El PP no se fía de que el Ejecutivo esté haciendo lo que debe ni en el antes ni en el durante ni en el después.
Feijóo no ha vuelto a hablar con Sánchez desde el martes a media tarde, cuando el presidente contactó con el jefe de filas de los populares tras haberlo intentado en las horas del apagón, en vano por el cortocircuito en las comunicaciones. Fueron alrededor de seis minutos y medio, «cordiales» y en los que el líder del PP encontró a su interlocutor «menos altivo» que en las contadas ocasiones en que ambos han cruzado palabra. El mismo lunes, a las 19:24, Feijóo pudo intercambiar impresiones con el primer ministro portugués, Luis Montenegro, correligionario suyo e igualmente concernido por el caos, del que fuentes de Génova dijeron haber obtenido más información que del presidente.
Los populares niegan que su responsabilidad como partido de Estado vaya a erosionarse por denunciar la interesada falta de transparencia que atribuyen al Gobierno y la gestión de un colapso que ha hecho que el país viviera «un rescate energético» por parte de Marruecos y de Francia, oscureciendo «el supuesto lustre» como gestor de Sánchez fuera de nuestras fronteras. Y no ven, tampoco, riesgo en aparecer como correveidile, cuando una parte significativa de la Europa con poder asistió en primera persona a lo que ocurría desde el congreso de Valencia y Feijóo pudo subrayar en ese marco –con Von der Leyen en fila de honor– que la alternativa en España es posible.
El apagón ha otorgado otro ariete a Feijóo y los suyos, que pasa por achacar al Gobierno una estrategia en materia energética guiada por los apriorismos de «la ideología» y no por los criterios técnicos que, a su juicio, precisa la sostenibilidad del país. Los populares ven más de cara el debate sobre la continuidad de las nucleares –que en Francia producen el 70% de su socorrida electricidad–, pero descartan que Sánchez vaya a reconsiderar su cierre paulatino ni que se vaya activar una contestación ciudadana que lo interpele.
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