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A. Arce / S. Neira
Oviedo
Miércoles, 30 de abril 2025, 11:11
La magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, en funciones de guardia, ha librado un auto durante la tarde de este miércoles decretando el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para el matrimonio acusado de encerrar durante casi tres años y medio a sus tres hijos en un chalet de la zona rural de Oviedo. Los pequeños estaban sin escolarizar y en unas pésimas condiciones higiénico-sanitarias cuando fueron rescatados el lunes por agentes de la Policía Local de la capital asturiana.
Los investigados, tras acogerse a su derecho a no declarar en dependencias de la Guardia Civil, sí lo han hecho en sede judicial. Ante sus declaraciones y sumándose a la petición de la Fiscalía, que había solicitado la pena privativa de libertad para el matrimonio, la jueza ha acordado la orden de prisión, así como la suspensión de la patria potestad y de la guardia y custodia de los pequeños, con atribución al Principado.
Al margen de que pueda cambiar la calificación durante la instrucción del caso, la magistrada les imputa sendos delitos de violencia doméstica con maltrato psicológico habitual y abandono de menores, pudiendo, además, haber tenido lugar otro de detención ilegal. Serán trasladados de inmediato a la cárcel.
Los vecinos de los alrededores de la casa donde fue destapado el terrible caso de abandono infantil en Oviedo pudieron ver cómo varios agentes de la Guardia Civil se llevaban esposado al padre de los niños a eso de las seis y media de la tarde de este martes. Una de las pocas veces que se le ha visto fuera de la vivienda que alquilaba en la zona rural de Oviedo y en la que habitaba junto a su mujer y sus tres hijos, a los que mantenían, presuntamente, encerrados en una «burbuja» desde la sexta ola de la pandemia. Así lo explicaron algunos de los residentes de la zona, horrorizados por lo sucedido. «Nunca veíamos a nadie, sólo a él, no los conocemos de nada, tampoco a los niños». Creen que llegaron a vivir a la casa tras el estallido de la crisis sanitaria.
De origen alemán, un hombre muy corpulento, el progenitor salió del chalet engrilletado tras realizar la Benemérita un exhaustivo registro del domicilio en el que debía estar presente. Ahora, con los pequeños ya a salvo, lo que toca a los efectivos del Instituto Armado es llevar a cabo la investigación de un caso que no estaba judicializado hasta la misma tarde de este martes, en que se autorizó la entrada y registro en el domicilio, según fuentes judiciales. Lo que toca ahora es el paso a disposición judicial de los detenidos, que está previsto ocurra esta mañana.
Por parte de la Guardia Civil, amén del registro, se procedió a la toma de las comparecencias de los agentes de la Policía Local que participaron en el caso, aunque la manifestación de los detenidos tuvo que ser pospuesta para este martes para realizarla con asistencia de un intérprete al ser extranjeros.
Según publica 'El Comercio', la hermana de una congregación de monjas cercana advirtió que se trata de «algo terrible» y que se le «heló la sangre al saber que lo tenían ahí al lado y no enterarse». Comentó que las hermanas tienen constancia de algunas visitas de un hombre alemán que acude al convento para comprar pastas, aunque no lo conocían.
Al comisario principal de la Policía Local de Oviedo, Javier Lozano, le ha costado encontrar un adjetivo que sirviese para explicar las condiciones en que sus agentes se encontraron a los tres menores rescatados de un chalet de la zona rural de la capital asturiana este lunes tras llevar allí, supuestamente, tres años y medio encerrados junto a dus progenitores. Más que una casa común, era la 'casa de los horrores'. Durante la mañana de este miércoles, el jefe del cuerpo municipal de Policía y el concejal de Seguridad Ciudadano, José Ramón Prado, ofrecieron una rueda de prensa en el Ayuntamiento para desvelar los pormenores de la investigación que concluyó con la detención de los dos padres, un matrimonio formado por un alemán de 53 años y una estadounidense, también con pasaporte alemán, de 48.
Lozano resumió la dantesca escena que los efectivos hallaron dentro de la vivienda, repleta de basura, medicamentos y mascarillas, como una «situación de insalubridad a todas luces que podría poner en riesgo la salud e integridad de los menores», de entre 8 y 10 años. Situación, agregó, de para la que no existen precedentes en Oviedo. Un «ambiente patógeno», agregó, a su lado, el concejal. Los niños dormían en cunas a pesar de su edad, «la acumulación de basura era evidente» y el «almacenamiento de medicamentos» también llamó la atención de los agentes. Sobre todo lo demás, «el tema de la higiene, que más que llamar la atención, es un motivo de intervención».
El comisario narró cómo la investigación justo después de que una vecina del pueblo denunciase ante el servicio municipal de Familia e Infancia que en la vivienda en cuestión podría haber menores de edad sin escolarizar. «La colaboración ciudadana garantiza la convivencia en Oviedo», agradeció Lozano, para añadir a renglón seguido que ese mismo día ya se inició «una vigilancia discreta» del domicilio.
Los agentes comenzaron a recopilar datos, testimonios de vecinos «y una serie de indicios que nos llevan a la firme convicción de que hay menores en esa vivienda sin escolarizar». Entre otras cosas, en el chalet, alquilado por la familia desde octubre de 2021, sólo estaba empadronado el padre, en concreto desde febrero de 2022. Además, durante las casi dos semanas de vigilancia no observaron ningún tipo de actividad de la familia fuera de las puertas de la casa.
Sí vieron cómo recibían la compra del supermercado, demasiado voluminosa para la única persona censada en el chalet, pero nada más. Todo ello culminó con un operativo que se puso en marcha el pasado lunes a las 9.30 horas de la mañana con una reunión en el edificio de Seguridad Ciudadana de Rubín. A las 11.15 llegaron a la zona y a las 14.45 la abandonaron con los dos padres detenidos.
Por el medio, el apagón de la electricidad y las comunicaciones dejó a los agentes «a oscuras», aunque «teníamos una hoja de ruta y sistemas de comunicaciones autónomas que fueron utilizados de forma eficaz; tuvimos que esperar unas horas para acceder a las bases de datos, pero nos adaptamos a la situación», resumió.
Los agentes accedieron a la vivienda con el consentimiento del padre, «que accede desde el primer momento», y realizaron una primera inspección ocular del espacio, donde encontraron a los tres menores y también a su madre. Una traductora pudo comunicarse con los progenitores y dirigir también unas palabras a los niños, que utilizan el inglés.
«Si el objetivo era que estos menores volvieran a tener vida en comunidad, creemos que se ha alcanzado; no juzgadmos ni prejuzgamos, pero podemos pensar que hemos hecho nuestro trabajo», sentenció el comisario principal de la Policía Local de Oviedo.
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