Las Palmas de Gran Canaria

Crimen del bar Arenales: el barrio vive el día después entre consternación, rutina y preguntas sin respuesta

El barrio de Arenales despertó este miércoles, un día después de la detención David S., dueño del conocido bar de la esquina de la calle Castrillo con Ángel Guimerá, por la muerte de Triana Arias, sumido en una mezcla de rutina forzada y conmoción por el feminicidio y la presunta implicación de una persona muy conocida en sus calles. «Tenía el bar siempre lleno de gente», comenta un vecino apostado frente al local, en cuyo interior investigadores de criminalística de la Guardia Civil seguían por segundo día buscando restos biológicos del crimen.

Las cafeterías subieron sus persianas, los vecinos caminaron por sus calles y los comercios funcionaron con aparente normalidad. El habitual trajín de la mañana se vio alterado por la presencia incesante de efectivos de la Guardia Civil y periodistas. Pero bastaba acercarse a la esquina del bar cafetería Arenales, donde aún permanecía el cordón policial, para percibir el intenso trabajo que desarrollan para esclarecer la muerte de esta colombiana de 42 años, cuyo cuerpo apareció flotando en la costa de San Andrés, en Arucas, el 27 de abril.

Además del trabajo centrado en el bar, donde se sospecha que se cometió el crimen, los agentes patearon el barrio en busca de cámaras de vigilancia en locales y portales y hablaron con posibles testigos de viviendas aledañas, tratando de reconstruir los movimientos de la víctima y de su presunto asesino, el grancanario David S., que fue detenido en su casa de Las Torres el martes por la mañana después de que se iniciara la investigación nada más encontrar el cuerpo sin vida y acuchillado de Triana.

Los vecinos que se paraban frente al cordón policial aseguraban que el propietario del bar Arenales era muy conocido en el barrio por su trato afable y su afición a la pesca, mientras otros mencionaban que organizaba fiestas nocturnas en su local después del cierre. Precisamente, la Guardia Civil investiga si fue en este contexto donde se cometió el feminicidio.

Según personas del entorno de la víctima, Triana Arias fue vista en la zona de Molino de Viento por última vez el día 24 y horas más tarde, el 25, envió un mensaje de texto desde su teléfono móvil a su entorno para comunicarles que iba a ir a una fiesta, presuntamente en el bar donde pudo haber sido asesinada.

«El bar siempre estaba lleno», «era un excelente cocinero» o «no salimos de la incredulidad» fueron algunas de las frases de los vecinos el día después de la detención de David S, que llevaba más de seis años regentando el negocio y había tejido lazos con buena parte de la comunidad. Otras personas incidían en que en los últimos tres años «el local cambió de ambiente» y se dedicaba más a fiestas a altas horas de la noche y con la puerta cerrada tras el horario legal de cierre.

La víctima, Triana Arias, tenía un hijo y las redes sociales de personas de su entorno se llenaron de mensajes de dolor por su pérdida y por el niño que se queda huérfano: «Amiga todavía no lo puedo creer, tu partida tan repentina me deja sin palabras. Descansa en paz y mucha fortaleza para tu hijo y tu mamá. Mis más sinceras condolencias», escribió una allegada.

La investigación sigue abierta y bajo secreto de sumario. El detenido pasará este jueves a disposición del Juzgado de Instrucción número 1 de Arucas, que lleva el caso. La hipótesis que baraja la Guardia Civil es que el detenido, presuntamente, acabó con la vida de Triana en su local tras asestarle un ataque mortal con un objeto punzante en el cuello. Luego, con la víctima ya inerte y casi desangrada, pudo haber intentado descuartizarla para hacer desaparecer su cuerpo..

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